Dios ha provisto lo necesario para que seas salvo y para que cada día crezcas siendo una persona renovada y con un propósito maravilloso para una vida llena de dicha
En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio. Tito 2:11 (NVI)
Dios nos ha salvado con su gracia y con su gracia nos transforma a la imagen de Cristo para honra y gloria de su santo nombre. Cada uno de nosotros debe ser también responsables de su proceso de restauración y transformación, Dios nos ha acercado su gracia para que mediante ella podemos aprender a vivir la vida del modo correcto, para que dejemos la vida que se deleita pero en la carne, y busquemos la vida que se deleita en el Espíritu Santo.
Si nuestras obras en la carne eran malas ahora debemos procurar hacer el bien, y para esto también nuestra mente debe ser diferente; antes teníamos la mente del mundo y la mente de satanás, ahora debemos tener la mente de Cristo. Así que, seamos responsables de nuestro crecimiento cristiano.
Vivir para el mundo solo trae miseria y dolor, ese tipo de vida nos destruye internamente y aún nuestro exterior junto con las cosas o personas que más queremos, sin embargo, vivir para Dios nos llena de vida. Lo que son salvos reflejan esta bendición en el esfuerzo de ser diligentes para dejar a tras la vida antigua, la vida que no glorifica a Dios, ese tipo de vida en el que siendo amigos del mundo, se es enemigos de Dios. Que Dios te ayude a un cambio total de rumbo y de propósito de vida, mediante un proceso responsable en su gracia bendita.
La Biblia también enseña:
Busquemos la gracia de Dios para ser socorrido en cualquiera que sea nuestra condición de pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16 (RVR1960). No importa cuales sean nuestros pecado Dios los perdona. Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Romanos 5:20 (RVR 1960)