La hipocresía no te dejará crecer cristianamente y serás estorbo para el crecimiento de los demás
No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Mateo 7:1-5 (RVR 1960)
En algún momento puedes encontrarte con personas que cuestionan tu presente por tus errores del pasado, incluso, puede que lleguen al grado de rechazar tu ministerio o tus dones que has puesto al servicio del Señor en la iglesia. Si este es tu caso no te desanimes, sigue adelante honrando a Dios con fidelidad. Pero si tú eres una de esas personas que critican ¡Ten mucho cuidado y detente! Dios ya perdonó el pasado de sus hijos, ya no deben nada, los dones que hoy tienen es porque Dios ha querido darles su Espíritu Santo y hoy le pueden decir por eso, ¡Aba Padre!
Cuídate de no ser hipócrita, los hipócritas se la pasan viendo los errores de los demás y cada día se hunden en su propia miseria, porque son como sepulcros blanqueados, trapos de inmundicia, su hogar está destrozado por el orgullo y la falsa piedad. Lo que hacen en la congregación, lo hacen en murmuraciones, contiendas y vanagloria, por lo mismo Dios no acepta lo que hacen. Este mismo tipo de personas no conoce la gracia de Dios, por eso se golpean el pecho creyendo que son santos, tampoco pueden ayudar a los pequeños en la fe, al contrario, son piedra de tropiezo para ellos.
Al respecto la Biblia también dice:
Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. Mateo 18:6 (RVR 1960). Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Romanos 15:1-2 (RVR 1960).