Debemos procurar parecernos a nuestro Creador y Salvador

La imagen de Dios en nuestras vidas nos da una mejor calidad y condición vida; podemos tener una vida con propósito y así podemos hallar la verdadera felicidad 

“Dios creó al ser humano a su semejanza. Creó al hombre y a la mujer, luego los bendijo y los llamó «seres humanos». Aquí se encuentran anotados los nombres de sus descendientes. Adán tuvo un hijo semejante a él en todo, al que llamó Set. También tuvo más hijos y más hijas. Adán tenía ciento treinta años cuando nació Set, y después vivió ochocientos años más.” Génesis 5:1-4 TLA

La humanidad lleva consigo la imagen de Dios, porque así fueron creados nuestros primeros padres y porque Dios ha querido salvarnos a través de Cristo, de tal manera, que aun cuando por el pecado se dañó la imagen de Dios que nos fue puesta, en Cristo es posible recuperarla.

La imagen de Dios en la humanidad consiste en las virtudes que son propias de los atributos comunicables de Dios, como pueden ser; la bondad, la justicia, el amor, etc. Pero también, en aquello que es propio del ser humano, es decir, Dios creó a un varón para que actué como varón y para que siempre sea varo, creó a una mujer para que actué como mujer y para que siempre sea mujer. 

El no corresponder de este modo como varón y hembra no debe atribuírsele a la obra creadora de Dios, sino más bien a las acciones humanas desobedientes y desordenadas que propiciaron la caída de toda la raza humana, provocando así la depravación y la distorsión de la naturaleza del hombre y de la mujer. 

Hoy es un buen tiempo para recuperar en Cristo nuestro estado original como humanos y de ese modo vivir como seres a la imagen y semejanza de Dios. Podemos ser transformados a la imagen y semejanza de Dios y también de esa manera podemos re orientación nuestras vidas en los propósitos de Dios.

La Biblia también dice:

“Pero ahora tienen que dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes, ni se mientan unos a otros, porque ustedes ya han dejado la vida de pecado y ahora viven de manera diferente. En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor. Por eso, ya no importa si alguien es judío o no lo es, o si está circuncidado o no lo está. Tampoco tiene importancia si pertenece a un pueblo muy desarrollado o poco desarrollado, o si es esclavo o libre. Lo que importa es que Cristo lo es todo, y está en todos.” Colosenses 3:8-11 TLA

“Por eso, ya no vivan ni se conduzcan como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él.” Efesios 4:22-24 TLA

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