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Llevando el evangelio a todas las naciones

Debemos agradecer a Dios cantando con alegría

Debemos agradecer a Dios cantando con alegría

Debe haber alegría en nuestros corazones por las bendiciones de Dios, porque todo lo que recibimos tiene un maravilloso propósito salvador, todo esto debemos expresarlo con salmos y cánticos espirituales

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre. Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre. Salmos 100:1-5

No podemos presentarnos ante Dios con un corazón vacío; sin gratitud y sin alabanza. Incluso, aun en nuestro propósito de oración debemos reconocer el Nombre bendito de nuestro Dios con un gesto y con palabras de gratitud; Dios bebe escuchar nuestros ruegos y peticiones, pero siempre cuando clamamos a Él con una actitud de agradecimiento.

Cuando nos reunimos en la congregación debemos adorar con mucha alegría en el corazón al hacer memoria de todos los beneficios que hemos recibido de Dios.

La adoración y el reconocimiento a Dios por todas sus maravillas muestra que somos fieles con las bendiciones que recibimos y, el que es fiel con lo que tiene recibirá más, esa es la dinámica de Dios que es rico en bondad; al que tiene y es fiel se le dará más.

La Biblia también dice:

Señor, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. Isaías 25:1 NVI.

¡Alaben al Señor porque él es bueno, y su gran amor perdura para siempre! Díganle: “¡Sálvanos, oh, Dios, ¡Salvador nuestro! Reúnenos y líbranos de entre los paganos, y alabaremos tu santo nombre y nos regocijaremos en tu alabanza”. ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, ¡desde siempre y para siempre!» 1 Crónicas 16:34-36 NVI.

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