Por la obra de Cristo es borrado nuestro pecado y quitada nuestra culpa

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.» Romanos 5:1-2 RVR1960

La salvación que Dios logró para nosotros con tanto amor, no solamente se queda en un conocimiento intelectual, sino que se convierte en un gozo indescriptible, que inunda todo nuestro ser y que día a día, se va haciendo visible en nuestro vivir.

Por la obediencia de Cristo y por su muerte meritoria por nosotros, logró que podamos ser justificados de nuestros pecados, es decir, ya no tenemos que pagar por ello, porque la culpa nos fue quitada, pero esto, nos hace responsables de obras justas; lo cual es adoración a Dios con todo lo que somos hacemos y disponemos.

 Hoy es un buen tiempo para disfrutar de nuestra salvación dando frutos dignos de quienes son salvos por gracia.  Disfrutemos la paz con Dios, siendo en este mundo también sembradores de esta paz; anunciemos que la ira de Dios por causa del pecado fue calmada por la obra de Cristo y hoy todos podemos gozar del perdón al creer en Él como nuestro Salvador.

Dios está en medio de nosotros para salvarnos y para deleitarse de nuestra adoración: El Señor tu Dios está en medio de ti; ¡él es poderoso, y te salvará! El Señor estará contento de ti. Con su amor te dará nueva vida; en su alegría cantará. Sofonías 3:17 RVR1960

 La salvación que Dios nos da en Cristo supera cualquier otra cosa; nada nos da mayor deleite que el gozo de nuestra salvación, y ninguna adversidad o condición humana puede hacernos caer en un estado de desdicha, porque aunque todo sea adverso, nuestro corazón está en contentamiento y adorando a Dios por su gracia que es abundante en nuestras vidas:

Entonces me llenaré de alegría a causa del Señor mi salvador. Le alabaré aunque no florezcan las higueras ni den fruto los viñedos y los olivares; aunque los campos no den su cosecha; aunque se acaben los rebaños de ovejas y no haya reses en los establos. Habacuc 3:17-18 DHH.

 

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