En Dios está la fortaleza que nuestra vida necesita, Él nos llena de vida y nos hace triunfar ante todo lo que nos toca enfrentar en esta vida.
Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre. Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta. Salmos 73:26-27RVR1960
Los afanes de la vida nos desgastan, en el día a día se nos acaba la fuerza al grado de quedar en ocasiones abatidos.
A lo mejor esto no sea el caso de todos, o posiblemente así ocurra en tu vida. Si en nuestra vida hay un desgate total, en Dios tenemos esperanza, Él es lo mejor que nos queda cuando todo se acaba.
Dios es inagotable; fortalece nuestra vida y vivifica todo nuestro ser. Si hoy has perdido algo que para ti resultaba valiosísimo, si hoy te has quedado sin ningún recurso, confía que Dios está ahí a tu lado, en Él todo es recuperable, piensa que este tiempo puede ser la oportunidad que Dios te ha dado para que te renueves y para que no sigas confiando en tus propias fuerzas y en tus propios medios.
Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Salmo 18:32-35NVI
¡Bendito seas, Dios mío, por atender a mis ruegos! Tú eres mi fuerza; me proteges como un escudo. En ti confío de corazón, pues de ti recibo ayuda. El corazón se me llena de alegría, por eso te alabo en mis cantos. Salmo 28:7-8TLA