Nuestras vidas necesitan inevitablemente de Cristo, él es el único Salvador de nuestras vidas y todos los días nos fortalece para ser vencedores.
Con la fortaleza de Cristo podemos vencer todas las dificultades,
él caminó con firmeza a la cruz en donde triunfó poderosamente sobre satanás y, esta victoria de Cristo sobre satanás es nuestra victoria, porque si padecemos de sus sufrimientos también participamos de su gloria. Podemos vencer las pruebas y tenciones con la gracia de Cristo, es por eso que, cada día debemos buscar siempre en el Señor la fortaleza necesaria.
Para obtener la fortaleza de Cristo debemos procurar un relación constante y creciente con Cristo, debemos confiar y depender de él en todos los ámbitos de la vida, porque en todo estamos siendo atacados y perseguidos por el enemigo de nuestras almas (satanás). Hoy es un buen tiempo para ser victoriosos en Cristo Jesús.
Tú me proteges y me salvas, me sostienes con tu mano derecha; tu bondad me ha hecho prosperar. Has hecho fácil mi camino, y mis pies no han resbalado. Salmo 18:35-36 DHH
Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor! Romanos 8:37-39 DHH