Si no controlamos nuestro enojo antes de ir a dormir, no podremos descansar, porque para poder descansar hay que estar en paz, y no se puede estar en paz si no existe el perdón. Y Dios perdona sólo a quienes perdonan.
Mis hermanos, ahora que vamos a descansar, debemos prestarle mucha atención a nuestro estado emocional, en especial al enojo. Es muy fácil enojarse, pero muy difícil calmar la furia. Si no controlamos la ira damos entrada a los propósitos destructivos de satanás, porque en ese estado emocional nos volvemos negativos para el bien, no solo de las personas que nos rodean, sino que también nos volvemos contrarios a nuestro propio bienestar, porque el enojo afecta la salud física y no nos dejará descansar.
Cualquiera que sea la situación o la persona que te hizo enojar, no es razón suficiente para impedir la paz de tu corazón. Dale paso a Dios a través de una oración, porque es Dios el que nos ayuda para afrontar nuestro propio carácter y emociones.
La presencia del Espíritu de Dios en nosotros es la solución para este caso, pues sus frutos harán que se disipe tanto enojo y los malos pensamientos que de esto emanan. Pon la situación ahora mismo en las manos de Dios y fluirá su presencia manifiesta y así podrás descansar de manera confortante.
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros. Gálatas 5:22-26 NVI