Sanidad y provisión son promesas divinas condicionadas a la obediencia humana

La provisión y la sanidad son de los que se consagran a Dios, de los que viven confiando y obedeciendo al único Creador del universo, porque aunque haya tiempos de escasez y de enfermedad, será para que estos experimenten más de cerca promesas maravillosas.

«No te inclines ante los dioses de esos pueblos. No les rindas culto ni imites sus prácticas. Más bien, derriba sus ídolos y haz pedazos sus piedras sagradas. Adora al Señor tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. »Yo apartaré de ustedes toda enfermedad.» Éxodo 23:24-25 NVI

Mis queridos hermanos iniciemos este día confiando en el Dios de estas hermosas promesas, pero también, con la decisión en nuestro corazón para obedecer, porque obedeciendo cumpliremos con las condiciones para que estas promesas se manifiesten en nuestras vidas, a Dios debemos adorar y a Él solo servir.

Estamos seguros que las garantías para toda promesa de Dios en nuestras vidas no son nuestros méritos, sino los méritos de Cristo en la cruz, sin embargo, los frutos de nuestra fe en Cristo se muestran mediante la confianza y la obediencia. El esfuerzo humano debe ser siempre una actitud de agradecimientos, pero también de agrado ante Dios. El esfuerzo de Cristo fué para nuestra salvación, el nuestro es para la consagración diaria.

Nuestro carácter debe ir siendo el digno de un hijo de Dios y esto demanda deberes y responsabilidades que no se eliminan por el sacrificio de Cristo, sino al contrario, son más reafirmadas como un deber del que ha recibido la fe de Dios para salvación; hay que confiar y obedecer de buena gana, no obligados ni frustrados, sino como el mejor deleite de la vida.

Debemos dejar la egolatría, lo cual tiene que ver con la auto-complacencia y la auto-dependencia, es decir, nos atribuimos todos los honores y nos honramos a nosotros mismos en todo, es cuando no somos capaces de reconocer que toda la gloria por los logros y por todo lo que recibimos es de Dios, porque de Él viene nuestra vida y la fuerza con la que hacemos lo que podemos.

Por otra parte, nuestra calidad de vida disminuye no importando que logremos mucho, si vivimos creyendo que en esta vida todo depende de nosotros, de nuestro esfuerzo. Por esta situación humana, en el mundo millones de personas están bajo estrés, depresión y ansiedades, porque hay una preocupación excesiva en la vida por estar sanos y tener el sustento. También los que tienen muchas posesiones caen en las mismas aflicciones de la carne, porque siempre quieren más y más. Confiemos en que Dios tiene cuidado de nuestra salud y de nuestro sustento diario.

Compartir