Cristo calmó la ira de Dios con su obediente sacrificio en la cruz, por eso nuestra fe debe estar puesta solo en él, y con toda humildad debemos aceptar sus méritos para buscar el perdón y las bendiciones de Dios, porque así siempre tendremos su amor. Cristo nos reconcilió con Dios, por eso cuando creemos en él gozamos de la paz con Dios y de todas sus bendiciones eternas, en lugar de sufrir su ira, castigo y condenación eterna.
«No hay otro Dios como tú, porque tú perdonas la maldad y olvidas las rebeliones de este pequeño resto de tu pueblo. Tú nos muestras tu amor y no mantienes tu enojo para siempre.» Miqueas 7:18 DHH
Glorificado sea el nombre de Dios, porque no hay nadie como Él que nos provea del divino amor que nos da, y que nuestra vida necesita. A través del grande amor que recibimos de Dios nuestra vida se deleita en cada instante, y tiene las mayor esperanza futura. El amor que nos basta lo tenemos en Dios, y siempre podemos ir hacia adelante con certeza en medio de los tiempos inciertos, porque contamos con la presencia amorosa de Dios, la cual no nos deja en ningún instante.
Por el amor de Dios nunca nos faltaran la aceptación y el perdón, cuando todos nos abandonan Él nos levanta, por eso nos proveyó a Cristo, para que por su sacrificio nuestras culpas y dolores por el pecado nos sean quitados, por Cristo tenemos acceso a Él, y tenemos un lugar para siempre en donde está nuestro refugio eterno y ante cualquier mal.
Realmente el perdón de Dios es total, pues no nos reprocha por nuestras maldades ni antes, ni después. Es decir, todos nuestros pecados pueden ser perdonados, y una vez que recibimos el perdón, Dios ya no vuelve a tomar en cuenta los pecados perdonados, pero también nosotros descansamos de esa carga y, ya no hay más tristezas como cuando éramos esclavos del pecado, sino gozo por el perdón. Con todo esto Dios se goza y se glorifica así mismo al perdonarnos, porque esta gracia depende totalmente de Él.
No hay nada fuera del sacrifico de Cristo que nos haga merecedores del perdón, todo es la determinación de su puro amor. En esta bondad tan inmensa de Dios, dispone el perdón y sus bendiciones para todos. Así que, hoy podemos pedir perdón y lo obtendremos, podemos pedir sus bendiciones y nos las cosedera abundantemente y sin reproches.