Por el único mediador conocemos al único Dios

Cristo como mediador entre Dios y nosotros pagó con su vida todas las exigencias de la ley por nuestros pecados, por eso sólo a través de él podemos conocer al único Dios, disfrutar de su amor y logramos por sus méritos un lugar con él en íntima comunión. Cristo conoce perfectamente nuestras debilidades porque para salvarnos se hizo como nosotros, por eso intercede en nuestro favor permanentemente ante el Padre celestial.

«Ante cuantiosas religiones que hoy existen debemos afirmar, que sólo hay un Dios, y que es mentira que todas las religiones llevan a este Dios verdadero, porque el único medio para llegar a él es Cristo, por lo tanto, el que no ponga su fe en Cristo, aunque tenga una religión, tal cosa no lo llevará al conocimiento de la verdad, ni a encontrarse, ni a relacionarse con Dios, quien es el único Creador y Redentor.»

La fe en Cristo es comunión con él, es una relación que se vive en la vida diaria, las obras de esta fe son visibles ante el mundo, con ellas nos volvemos testigos del salvador. En la constante comunión con Dios por Cristo experimentamos un cambio radical de manera progresiva en todos los ámbitos de nuestra existencia. Por Cristo Dios no recibe como hijos al nacer de nuevo, y así comienza la obra que Dios completará hasta el día de la segunda venida de Cristo.Nuestra condición de vida es totalmente diferente, porque por la fe en Cristo todos nuestros pecados son perdonados como parte de la intercesión que hacer en nuestro favor. Y así es como también resolvió la enemistad que había entre Dios y nosotros. Por esto las bendiciones de Dios son totales en la vida diaria, es decir, nada puede impedir que Dios nos bendiga cuando Cristo ya ha asegurado todo lo bueno para nosotros, y esta es la razón por lo que incluso las tribulación nos ayudan para bien. Cristo sufrió por nuestros pecados, porque voluntariamente se colocó en medio de Dios ofendido y la humanidad ofensora, es así como toda la ira divina por nuestros pecados cayó sobre él, por lo que ahora ya no debemos nada, en lugar de la condenación eterna, por Cristo tenemos segura la gloria celestial, que nos dará el único Dios justo a quien tenemos que servir y amar con todo nuestro ser, a través del único mediador, Cristo nuestro Señor y Salvador.

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