La sobre preocupación es por el miedo y el miedo es por sentirse solos, y la soledad es por la falta de confianza en Dios.
No se nos debe olvidar que Dios es el Señor de todo, tiene el control de todo, y es dueño del oro y de la plata, y así de todo bien cuanto existe. Por sobre todas las cosas, debemos guardar en nuestro corazón que Dios tiene total interés por nuestro bienestar, así que no dejará que seamos devorados por el mañana.
No nos sobre preocupemos por el futuro, ocupémonos con responsabilidad del presente, actuemos siempre como hijos del reino de Dios, y seguro nuestro mañana y todo el futuro será maravilloso a pesar de sus propias adversidades.
Cada instante de nuestra vida debe depender del dador de la vida y del sustentador, no debemos confiar en nuestras pertenencias y depender de nuestros bienes materiales, porque cuando están en riegos, se pierden o no se multiplican, la ansiedad o el afán abrasador nos domina para hacernos sentir pobres y acabados. Que lo mucho o lo poco que tengamos, sólo sea un medio, y no el fin, ya que el propósito en cada día, es confiar más en Dios y depender de él siempre.