Por su amor Dios nos favorece

No es porque lo merezcamos pero el bien de Dios está a nuestra disposición, y tampoco es porque Dios sea manipulable, sino porque Dios en su Ser ha dispuesto ayudarnos y podemos acceder a ello a través de confiar, aceptar y orar.
«Y tú, Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre; Líbrame, porque tu misericordia es buena. Porque yo estoy afligido y necesitado, Y mi corazón está herido dentro de mí.» Salmos 109:21-22 RVR1960
Cuando Jesús vino a la tierra, estuvo aquí con el propósito de mostrarnos el favor de Dios, y para que todo lo que Dios ha prometido podamos abrazarlo con la fe en él, de tal manera que siendo Cristo obediente en todo, esa justicia por su obediencia es con la que Dios nos ve, así es como por los méritos de Cristo nosotros podemos pedirle a Dios de sus bondades y nos dará lo que busquemos conforme a su voluntad.
Está en el Ser de Dios atender nuestras necesidades con misericordia, es decir, se acerca a nuestra miseria y nos muestra su favor. Dios es el que perdona, el que sacia de bien, el refugio, el protector, el que infunde fuerzas, el que afirma nuestros pasos, el que nos acompaña para no tener miedo, etc. Dios es quien exactamente nos puede ayudar en lo que nadie más ha podido.
Si hoy estamos luchando por alguna situación de nuestro pasado, lo cual no deja que nuestro corazón viva en paz, Dios puede implantarnos la paz si le pedimos y lo buscamos con sinceridad, reconociéndolo como nuestro Señor y quien se merece nuestra adoración y nuestra obediencia, así Dios nos dará todo lo que realmente necesita nuestra vida para ser feliz y llena de todo bien.
Pero se trata de estar en una relación con él, donde también estemos creciendo cristianamente y sirviendo como es digno que se haga, porque quien sólo se acerca a Dios para pedir y pedir, pero no se somete a él bajo reverencia y adoración, la fe con la que busca el favor de Dios es falsa.