Cuando hemos experimentado la gracia de Dios podemos alegrarnos en su presencia y somos siempre bendecidos, él nos ayuda para ser honestos e íntegros y de esa manera no tememos la reprensión o el castigo, ni de Dios ni de nadie más.
“Quizás podemos engañar a las personas sobre nuestra conducta, pero aun así nuestra vida no será feliz. A quien no podemos engañar a Dios, él conoce verdaderamente la realidad de nuestra vida, y si no resolvemos el problema de nuestros pecado, no podremos estar bien aquí, y mucho menos en la vida futura.”
Que terrible es la vida del que anda prófuga de la justicia divina,
ya que la justicia divina se revela en los cielos contra los que viven deshonrando el nombre de Dios, los que viven sin piedad. Con Cristo somos justificados de todos nuestro males para que la ira de Dios no esté sobre nosotros, es así como podemos escaparnos del juicio de Dios por vivir diferentes a su Santo nombre, claro está al arrepentirnos confiando en la gracia de Cristo.
Cristo ya sufrió el castigo de Dios por el pecado, por eso, en el nombre de Cristo podemos vivir el gozo de ser amados por Dios, incluso, el ser llamados hijos de Dios, pero nada bueno le espera al que desprecia el sacrificio de Cristo. El que no venga en arrepentimiento a Dios nunca tendrá paz, ni gozo, al contrario será infeliz y, se sentirá perseguido, pero lo más terrible es que un día inevitablemente tendrá que enfrentar el juicio de Dios y el castigo por sus pecados