Aunque el Apóstol Pedro negó a Jesús, en su momento se arrepintió por su debilidad, y después en cierta manera, fue reivindicado, porque incluso estuvo dispuesto literalmente a morir en una cruz como su maestro.Nuestra entrega por Cristo tiene que ser total
, él mismo dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. El seguimiento, implica una negación de uno mismo, sin embargo, el que no está convencido verdaderamente, terminará negando a quien debe seguir, esto por salvar su propia vida, como fue el caso del Apóstol Pedro.
Debemos prepararnos empoderados por el Espíritu Santo para ser testigos de Cristo con fidelidad, por eso Jesús al dejarnos la encomienda de la gran comisión; de predicar su evangelio en todo el mundo, nos prometió, estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Además, tenemos la promesa del galardón en los cielos. No debemos seguir a Jesús de lejos como Pedro lo hizo en la semana de muerte y pasión de nuestro Señor, debemos entregarnos totalmente a él.
El apóstol Pedro negó a Jesús, porque tuvo miedo que también lo encarcelaran y que pusieran parte de los cargos de Jesús, en su contra. Hoy nosotros tenemos que ser conscientes, que al recibir a Cristo también aceptamos su reino, y como ciudadanos de su reino debemos servir en este mundo con fidelidad, lugar en el que fue aborrecido, pero tenemos la certeza, tal y a como él nos dijo, que con la fe venceremos, claro está que es con la fe puesta en él.