
Después de la muerte nuestra alma va a la presencia de Dios en donde espera la resurrección del cuerpo
“y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.” Eclesiastés 12:7 RVR1960
El alma no muere, sin embargo, el cuerpo se desintegra en la tierra al separarse el alma de él, la cual va a la presencia de Dios, en donde es recibida para disfrutar de Dios, esperando la resurrección del cuerpo en la segunda venida de Cristo a la tierra, pues así es como los hijos de Dios seremos plenamente glorificados.No así el alma de los incrédulos, la cual es sometida al inferno en donde bajo el tormento esperan el gran juicio. Finalmente, todos los que estén vivos cuando Cristo retorne a la tierra serán transformados con un cuerpo glorioso; inmortal e incorruptible.
“después, los que hayamos quedado vivos seremos llevados, juntamente con ellos, en las nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire; y así estaremos con el Señor para siempre.” 1 Tesalonicenses 4:17 DHH