De acuerdo a la narración completa, Jesús había llegado a ese lugar con el propósito de descansar con sus discípulos, pues habían tenido largas jornadas de ministración en la enseñanza, sanación y liberación, ni siquiera tiempo para comer habían tenido. Sin embargo, fue movido a la compasión, pues una gran multitud los esperaba para que les ministrara con la gracia celestial.
“Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos. Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer. Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.” Mateo 14:-16 RVR1960
Esta es la forma en la que Dios nos trata en este tiempo, pues de acuerdo a nuestras necesidades obra en nuestra vida, de tal manera, que nuestra condición espiritual y física siempre cuentan con las bondades de Dios, por lo que debemos buscarlo y clamar con esmero por misericordia. Nunca Dios nos dejará solos en medio de nuestras angustias, pues a través de Cristo nos aseguró su amor.Jesús le dio más importancia a las necesidades de la multitud, que a sus propias necesidades, y esto nos ayuda también a comprender, cómo es que a Jesús no le importó ser igual a Dios, sino que se despojó de todo ello, al tomar una pobre y humilde condición para morir en una cruz, movido sólo por la compasión y el amor por nuestra vida que estaba perdida.A Jesús no le importó cargar con una pesada cruz, que fuera maltratado y colgado en un madero, porque todo lo hacía buscando el gozo y la paz para nuestra alma. Así que hoy podemos acercarnos a Dios por los méritos de Cristo y hallaremos oportuno socorro para todas las necesidades de nuestra vida.