Procuremos que nuestra vida se deleite en la verdad de Dios, la que nos muestra a Cristo como nuestro único salvador, y es esta verdad la que nos lleva a la voluntad de Dios para vivir una vida de bien y en donde encontramos la felicidad para disfrutar aquí la vida y en el futuro con Dios en la gloria celestial.
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;” Salmos 1:1 RVR1960
El camino de los malvados fue trazado por el príncipe del mal y él mismo los guía con engaños, les hace creer que es el mejor camino del éxito y del gozo, pero al final, se encuentran con la realidad. Primero porque el gozo es superficial, no es verdadero, y segundo, porque al final ese camino es camino de muerte y de perdición eterna.Todos aquellos que hacen lo malo y los que se gozan en vivir contrarios a la voluntad de Dios no pueden ser felices aunque vivan en el deleite de la carne, la necesidad de Dios en sus vidas les provoca tristeza profunda que no puede ser quitada sino hasta que Cristo more en ellos, y lamentablemente si esto no es así, también el juicio divino caerá sobre sus.Sin embargo, la senda de Dios es el camino de verdad, de vida, el que nos lleva a la gloria verdadera, Cristo es el camino al Padre celestial, y es la palabra de Dios la que nos señala precisamente a Cristo como nuestro salvador. Cuando prestamos oído a la voz de Dios recibimos vida eterna y somos guiados conforme a su voluntad para el gozo eterno, gozo que hoy vivimos, pero que mañana será total.