Con Dios no seremos detenidos por el mal

Dios es la fuente de la fuerza que nuestra vida necesita, pero también es necesario que vayamos siendo guiados por él, así nuestro camino será transitable, y es con sus Espíritu Santo que somos llevamos de acuerdo a la voluntad divina revelada en su palabra. Quien no es sensible a la presencia del Espíritu Santo y a la verdad de Dios, se cansa, se pierde y no puede superar las tribulaciones de la vida.

«Cuando estamos padeciendo el maligno busca hacernos caer hasta desmayar y procura que creamos que estamos solos, que no le importamos a Dios, que no nos atiende en nuestras angustias.»

Es así como muchos terminan arruinados desde el alma y muchas personas buscan la ayuda por otro lado, y de la misma manera terminan vencidos. No debemos ser presa de la mentira astuta de satanás, porque en verdad  Dios está en nosotros y con nosotros.

Tengamos siempre presente que podemos orar a Dios y él nos atiende, de hecho, siempre tenemos que estar orando, no necesitamos esperar el tiempo de la prueba para orar, pues debemos ser conscientes que normalmente nuestra fe será probada. Pero claro está, si estamos en tribulaciones con más razón debemos rogar por la misericordia de Dios, con la certeza que nos escucha y que él no cierra sus manos ante nuestras necesidades.

Si consideramos la presencia de Dios y lo buscamos en la senda de la vida, vamos a caminar en victoria, porque no nos faltará su fortaleza, porque cuando realmente depositamos nuestra vida confiadamente en él, nuestro vestido es su fuerza, pero además, guiará nuestros pasos y despejará nuestra ruta para que se cumplan sus propósitos maravillosos. Con Dios no caminamos sin fuerzas, no nos perdemos y tampoco podemos ser detenidos por los obstáculos de la vida, si Dios está con nosotros y va con nosotros, nadie ni nada podrá contra nosotros.

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