Sólo Dios se merece toda la alabanza en el cielo y en la tierra, nadie hay como él, sus obras son inigualables y lo que nos ha otorgado nadie puede hacerlo por nosotros pues nos ha dado la salvación y la vida eterna.
“El que aún no es salvo puede serlo ahora mismo, ya que Dios permanentemente está ofreciendo la salvación a través del evangelio, lo cual es un regalo, porque todo ya fue pagado por Cristo en el calvario.”
Corresponder a Dios por agradecimiento es lo que nos debe estar moviendo todo el tiempo para adorarlo, él se ha revelado como el creador poderoso, proveedor misericordioso y como nuestro salvador. El nombre de Dios es glorioso en toda la tierra y en el cielo, siempre está actuando para nuestra bendición, por eso disfrutamos salvación. Todo lo que nuestro ser entero necesita proviene de él, es la fuente de la vida y con amor nos sustenta.Todos los seres humanos le debemos lealtad a Dios, y aunque hasta es una obligación y mandamiento adorarlo, en realidad esto no deja de ser el privilegio más grande que podemos tener, porque precisamente, siendo Dios quien es recibe nuestra adoración, siendo nosotros como somos, tan pequeños e imperfectos. La aceptación de nuestra adoración es la manifestación de que Dios ha recibido nuestra vida, por lo tanto, podemos vivir seguros porque en él siempre estaremos bien ahora y en la vida futura.Debemos reservar nuestra alabanza únicamente para Dios, y esto significa que todo lo que somos y hacemos debe ser ofrendado con amor y fidelidad, nada de esto es para nosotros, pues precisamente fuimos creados para alabanza de su nombre, y es que, sólo estaremos bien, disfrutaremos vivir y nos desarrollaremos en todos los aspectos de la vida cuando cumplamos el propósito principal de nuestra vida, el cual es glorificar su nombre, y esto tendrá como resultado gozar de Dios y disfrutar de él para siempre.