
El gozo en el Señor debe ser siempre, pero más que un mandamiento que debe cumplir el creyente es una bendición que se disfruta de la unión con Cristo. Así que, realmente esta petición para gozarse en el Señor es un recordatorio para que en el tiempo de la adversidad echemos mano de lo que tenemos, para que recordemos todo lo que poseemos y poseeremos por la gracia de Cristo.
“Con la presencia de Cristo en la vida poseemos la fortaleza y la seguridad de la salvación para no entristecerse en las presentes luchas y por lo mismo, tampoco se pierde la esperanza futura.”
Por esto es por lo que la presencia de Cristo no representa la ausencia de las adversidades, pero tampoco la presencia de las tribulaciones significa la tristeza para el alma, ya que en todo momento el Señor nos participa de sus bendiciones las cuales nos producen el gozo que sobrepasa la tristeza en los tiempos de angustias.Todo lo que Cristo nos da es eficaz para producir el gozo y la alegría, ya que principalmente nos implanta la salvación y la vida eterna, lo cual naturalmente nos permite vivir con la esperanza que no se diluye en la adversidad, más bien, nuestra esperanza crece, pues es en la prueba de nuestra fe cuando esta se desarrolla para confiar más en Dios.Con todo esto podemos decir que, ninguna circunstancia sea buena o mala determina nuestra condición espiritual, ni nuestro ánimo en el alma, tal vez en lo externo si seamos influenciado y hasta el alma sea impactada, pero siempre prevalecerá el fruto del gozo que produce el Espíritu Santo en nosotros por la llenura con la presencia de Cristo en el ser interior.Cualquier cosa natural que recibamos y que nos parezca buena puede traer a la vida alegría, pero, así como la alegría llega puede irse cuando se recibe mal o se enfrenta el mal. Tampoco podemos negar que aun el pecado nos causa pesares y tristezas, lo mismo la adversidad, pero al tener a Cristo en la vida recibimos el perdón y la fuerza de su poder para ser más que vencedores, con la promesa de que Dios canalizará todo para nuestro bien. Esta es la experiencia de vida en la que vivimos el gozo del Señor y en la expectativa de que cuando Cristo venga por nosotros nos llevará a su gloria y nuestro gozo será completo.