Toda nuestra vida debe ser depositada en Cristo, por la fe en él debemos confiar en su palabra, así sus promesas y mandamientos nos permitirán vivir relacionados con él disfrutando cada tiempo de esta vida, pues también al recibirlo como nuestro Señor y salvador nos participa de la salvación y de la vida eterna.
«Cristo debe ser para nosotros la suficiencia en nuestras necesidades, por eso nunca debemos separarnos de él, si lo hemos abrazado por la fe, ahí debemos permanecer para siempre. Por esto mismo, toda nuestra vida, pensamiento, decisiones y conducta no deben se indiferentes a él, más bien, necesitamos que cada bendición de su cruz se aplique a nuestra vida, para ser restaurados y santificados para su gloria.»
Por nada debemos desviarnos en nuestro andar diario de fe, ni el pecado ni las tribulaciones deben distorsionar nuestro propósito de vida en Cristo. Si hoy vivimos por Cristo, por él se debe desarrollar nuestra vida cristiana, él es nuestro sustento y siempre gozaremos de perfecto cuidado.Si sentimos que ya no podemos ante las adversidades y por las aflicciones de este mundo, no desmayemos, mejor tomemos los medios de su gracia para ser fortalecidos y empoderados en su nombre, así nuestra perseverancia será firme y victoriosa.Que en todo momento gocemos de las bendiciones de tener a Cristo en nuestra vida, al mismo tiempo, en armonía con él debemos vivir nuestro ahora espiritualmente, teniendo la grandiosa esperanza de vivir en el futuro con él en una relación personal y gloriosa.Consideremos que sólo en Cristo podemos ser vivificados, afirmados en los peores tiempos, enraizados por la fe para superar los embates del pecado y de las pruebas, por lo que también nuestra vida debe vivirse en acciones de gracias, siempre para la gloria de Dios y dando honor a Cristo nuestro salvador.