Dios no falla como nuestro seguro refugio

El cuidado que Dios nos brinda sobre pasa el poder y el propósito del mal, aunque esto no implica que no tengamos que sufrir adversidades, porque incluso, Dios obra con su gracia para que las adversidades sirvan en nuestro crecimiento espiritual, pues el plan del diablo es desanimarnos, menguar nuestra fe y separarnos de Dios, por encima de nuestro sufrimiento físico. Por esto es por lo que no debemos sentir, pensar o creer que Dios falla cuando padecemos, ni tenemos que prestar oídos a quienes se burlan de nuestra fe y de Dios por nuestro sufrimiento.

“Todos en esta vida enfrentaremos crisis espirituales, emocionales y físicas, pero recordemos que es parte de la vida al vivir en un mundo que cayó bajo la maldición del pecado y, a donde el pecado, la muerte y satanás son aguijones que no nos destruyen, pero si nos lastiman, sin embargo, Dios lo permite porque así podemos desfrutar más de él, conocerlo y buscar en clamor incesante su ayuda.”

Siempre debemos buscar la experiencia de fe en las tribulaciones, es decir, luchar contra nuestra propia carne para aprender a esperar en Dios, confiando que es nuestro refugio y aunque permita que se avecinen contra nosotros grandes tempestades esteremos bien, porque el sabe lo que hace y permite, y de algo que se puede considerar terrible puede hacer obras maravillosas, y puede convertir lo más tiste en gozo. No nos desesperemos por las voces enemigas que nos quiere hacer actuar solos y con nuestros propios medios. Aguardemos en Dios porque el actúa justo a tiempo y de la mejor manera en nuestro favor.

Dios ha vencido la fuerza del mal, lo ha hecho también por nosotros a través de Cristo, pero en la experiencia de fe cotidiana esta victoria se hará nuestra, no sólo por una declaración de Dios, sino porque además de ello, Dios permitirá luchas y nos capacitará para vencer, porque también esto es la manifestación de la salvación y la perfección de la obra de Dios en nosotros, quien nos persevera siempre salvos hasta el día de nuestro encuentro glorioso con Cristo. Por lo tanto, no tengamos vergüenza por nuestros sufrimientos, porque Dios hará que la esperanza sea más grande y solidad con todas las adversidades.

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