Nuestra salvación es segura por la muerte y resurrección de Cristo

El evangelio es la buena noticia de que Cristo murió para perdón de nuestros pecados, pero resucitó con poder venciendo a la muerte. La muerte de Cristo es suficiente para que todos nosotros estemos a cuentas con Dios, para ser salvos y para contar hoy con todas las bondades divinas.
«Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce.» 1 Corintios 15:3-6
La resurrección de Cristo es la garantía de la vida eterna que recibimos al ser perdonados, porque si Cristo resucitó significa que su sacrificio fue recibido por Dios, por lo tanto, somos aceptados en Cristo, pero también la resurrección de Cristo asegura nuestra resurrección.
Todo lo que sucedió en la obra de redención fue dispuesto y planeado por Dios en su eterno consejo, porque sólo Dios puedo agradarse a sí mismo a través de la muerte y resurrección de Cristo, por eso es por lo que fuera de la provisión de Dios para nuestra salvación no existe la posibilidad de ser salvos, porque nada es capas de complacer a Dios para que nos quite la culpa, sino sólo la obra de Cristo en la cruz. La perfección de Dios hizo necesario el evangelio, es decir, todo lo que Cristo enseñó, y realizó, porque él exactamente vino hacer la voluntad de Dios, y esta voluntad es nuestra salvación.
El evangelio no está basado en ideas o conceptos, sino en hechos concretos de Dios ante la imposibilidad humana para salvarse del poder del diablo y de la condenación eterna. La buena noticia de Dios para el mundo es un mensaje de amor y de esperanza, para todos aquellos que crean por la fe, por eso es por lo que necesitamos centrar nuestras vidas solo en Cristo quien es el evangelio de Dios y es esto lo que tenemos que compartía a todos. Hoy existen muchos discursos adornados de palabras motivacionales y falsas promesas, esto debe ser rechazado de inmediato y solo debemos recibir el evangelio de la muerte y resurrección de Cristo.