Dios es bueno y capaz de levantarnos de todas nuestras caídas y de sacarnos de la prisión más profunda a donde caemos por causa de nuestras debilidades y pecados. Por esto mismo, podemos orar a él, clamando por su intervención y nos atiende. De ante mano, Dios ya ha hecho la obra de salvación en Cristo y su Espíritu Santo nos quebranta cuando el evangelio impacta en la vida.
«Todos los que pedimos a Dios su gracia para ser salvados somos oídos, ya que Dios siempre está esperando nuestra reacción positiva ante la visitación del evangelio, porque el anhelo de Dios es que seamos salvos y que en cada padecimiento de esta vida podamos vencer al creer que Cristo es el salvador quien hace libre al hombre aprisionado por el mal.»
Sin Dios el ser humano está en la condición más baja, pues el pecado es miseria, nos aleja de Dios, y nos amarra para no poder salir nunca de este estado de vida. Por esto es por lo que Dios en su infinita gracia nos ayuda, el evangelio rompe las cadenas del mal y el Espíritu Santo nos implanta la vida conforme a la naturaleza de Cristo, y esto es la única alternativa para recibir la ayuda divida en cualquier momento.Aunque no sean muchas nuestras palabras al orar, pero si oramos confesando que Jesús es Cristo el salvador, Dios nos escucha, manifiesta su presencia, nos vivifica, nos anima para confiar siempre en él y esperar en su voluntad que todo estará bien, por lo que así nos ayuda a enfrentar el miedo que nos aflige cuando los tiempos son difíciles, pelilargos, y cuando el maligno logra tirarnos.Dios siempre ve la fe del corazón cuando oramos, pero también los sufrimientos que padecemos, por esto es por lo que si no hay fe la oración no tiene efecto, y aunque Dios nos ayuda de manera compasiva a pesar de nuestra incredulidad, la oración en el nombre de Cristo siempre será necesaria para recibir las bondades de Dios y desarrollar la fe.