Dios exalta con su gracia a los humildes

Ser humildes no es fácil, pero bendice. Dios enaltece con su gracia y poder a los que dependen de él reconociendo que solos son insuficientes y aceptan por la fe lo que Dios ofrece para la vida. Una vida altiva y orgullosa es despreciable para Dios, porque con esa actitud se rechaza el evangelio, se vive opuesto a Dios y en rebeldía. Satanás es orgulloso y fue aborrecido por Dios, y cuando el maligno motivó a Eva para pecar contra Dios lo hizo oponiéndola a la palabra que Dios le había dado.

Cuando buscamos la ayuda de Dios para ser humildes él nos honra, hace grandes cosas en nosotros y con nosotros, así podemos disfrutar la gracia y el poder de Dios en lo cotidiano, además que nos encamina a la exaltación en su gloria, mientras que los arrogantes serán humillados eternamente junto con satanás. Hay muchas cosas que le hacen falta a nuestra vida y Dios las tiene reservadas y podemos acceder a ellas por medio de la gracia. También hay muchas cosas por hacer con una vida mansa y sometida a Dios. Sólo cuando somos humildes Dios nos convierte en gran bendición para todos. Aceptemos nuestra incapacidad y pobreza, para que Dios nos haga ricos con Cristo y nos de su poder para servir y vencer.

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