Unidos crezcamos en Cristo

Dios tiene el propósito de salvarnos por medio de Cristo y que también mediante él podamos crecer cristianamente. Dios quiere perfeccionar a su pueblo, por eso nos ha capacitado con dones, oficios y ministerio, lo cual es también el resultado de la gracia de Jesucristo. Cuando llegamos a la madurez espiritual podemos tener más discernimiento del propósito de Dios en nuestras vidas y con nuestra vida, por eso debemos dejarnos ministrar y hay que estar dispuestos a ministrar a otros, para que así se logre el mutuo crecimiento en Cristo.

“para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” Efesios 4:14-16 RVR1960

En torno a la misma fe que tenemos todos, hay que tener el mismo objetivo, el cual debe ser nuestro desarrollo y la disposición para que Dios use nuestras vidas para la edificación de la iglesia, porque también de esta manera podemos ser capacitados para llevar a cabo la misión en el mundo. Dios quiere que creamos en Cristo y que crezcamos en Cristo. En Cristo debemos estar firmes para no ser arrastrados por la mentira de satanás, por esto es necesario profundizar en el evangelio; en conocimiento, pero también en la experiencia con Cristo.

Cristo también debe ser nuestro modelo de servicio a los demás y de la madurez, porque él siempre se interesó por todos, pero también Cristo es perfecto más que ninguna otra persona y él es la garantía de la esperanza de nuestra perfección cuando seamos glorificados. Si hacemos cada uno la actividad propia que le corresponde como miembro del cuerpo de Cristo, vamos a perfeccionarnos en el evangelio, de lo contrario la obra de satanás puede desenfocarnos de la verdad.

El amor nos debe relacionar y por amor debemos apoyarnos mutuamente para que no dejemos de crecer en Cristo y para que siempre estemos perseverando. Todas nuestras funciones dependen de Cristo quien gobierna nuestras vidas y nos da la dirección correcta. Por lo tanto, todo lo que hagamos como parte de la iglesia de Cristo, debemos hacerlo conforme a la Palabra del evangelio, para que así nunca dejemos de crecer y lleguemos a la perfección.

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