
Dios nos da la protección segura que necesitamos, él es el castillo fuerte que necesitamos en esta vida y la roca indestructible para no hundirnos en las dificultades. La presencia espiritual de Dios es real, y por eso con toda confianza podemos vivir esperanzados, de que cada vez que le pidamos su protección y ayuda nos bendecirá con eso.El mal nunca podrá destruirnos, aunque nuestro cuerpo sea destruido aquí en la tierra. Porque Dios nos ha dado la vida eterna y la seguridad de la resurrección vivimos llenos de esperanza. Aun Dios en lo físico también tiene cuidado de nosotros y sustenta el cuerpo, pero sabemos que nuestra vida física aquí no es eterna, por eso esperamos con gozo y firmeza el porvenir en donde nuestra vida resplandecerá de gloria.No dejemos de buscar y esperar las bendiciones de Dios todos los días, tengamos fe para saber y estar seguros de que llena de vida nuestra alma y sustenta nuestro cuerpo como él quiere. Que nuestras oraciones diarias no sean de reclamos sino de peticiones y de agradecimientos, porque Dios ya nos ha dado lo más importante y nos concederá todos los días aquellas cosas que considere conveniente para nuestro cuerpo.No dejemos de confesar que Jesucristo es nuestro Salvador, profundicemos en él y disfrutemos todos los beneficios de su cruz. Cuando esto es real, no dudemos de que todo lo que nos acontezca en el cuerpo y en lo material será para nuestro bien y para un futuro lleno de gloria. Dios siempre nos guarda del mal, pero si algo nos acontece él lo permite con propósitos eternos. Nada escapa del control de Dios y nada puede derribar a Dios, quien es nuestro castillo y quien siempre nos hará triunfar sobre el maligno, si es que en verdad creemos en Cristo y estamos en la comunión con él confiando para siempre.