Dios siempre quiere ayudarnos y darle descanso a nuestra vida, él quiere llevar nuestras cargas y quiere que todos nuestros pecados sean perdonados, ya que en realidad la carga más pesada en la vida del ser humano son sus pecados. Cuando recibimos la gracia del perdón todos los demás problemas son enfrentados con la gracia que nos perdonas y así también recibimos toda la provisión divina para la vida.
Toda la desesperanza que se siente en la vida es fundamentalmente por nuestros problemas espirituales, porque no importa lo que uno tenga o las expectativas que tengamos del futuro, si Dios no nos hace sentir que estamos bien con él y que disfrutaremos de su gloria, entonces todas las cosas son pasajeras y no logramos ser satisfechos en ello. Hay que poner toda nuestra esperanza en Dios para esta vida y para el por venir y por eso hay que liberarnos de todos los afanes.
La Biblia dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. Mas tú, oh Dios, harás descender aquellos al pozo de perdición. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días; Pero yo en ti confiaré.” Salmos 55:22-23. El pecado trae muerte y dolor, por eso la fatiga del ser humano existirá en lo profundo y nunca se quitará, a menos que sea libre de este mal espiritual por medio de Cristo.
El pecado afecta nuestro presente y nos quita toda posibilidad de un porvenir glorioso, porque la paga del pecado es la muerte espiritual, lo cual significa, un tormento para siempre separados totalmente de Dios, porque Dios jamás volverá a acordarse de los condenados. Por esto, hoy debemos aceptar la gracia que Dios nos da en Cristo, para que podamos resolver el mal que nos cansa, nos vuelve inútiles espiritualmente y que no nos permite disfrutar de Dios para siempre. Cristo es la respuesta de Dios para nuestras vidas, porque por medio de él nuestros pecados son perdonados, la culpa es quitada, recibimos la seguridad de la gloria celestial y así tenemos descanso para nuestra alma.