Debemos despertar con la intención de platicar con Dios, así podemos decirle nuestros agradecimientos, podemos buscar el perdón por nuestras faltas cometidas y todo lo demás que necesitamos para descansar o para iniciar las jornadas de un nuevo día. En la comunión con Dios tenemos su palabra la cual nos habla sobre cada promesa y nos da la dirección para que cada día se viva al máximo logrando los mejores frutos para su gloria y como bendiciones para nuestra vida.
«Dios siempre quiere hablar con nosotros, nos quiere decir cuánto nos ama y pretende recordarnos su propósito eterno. Es importante que tengamos la disposición en nuestros corazones para estar en comunión con Dios y a solas con él. El tiempo y nuestra vida le corresponde a Dios. Cuando abrimos el corazón para recibir la palabra de Dios así también llega el gozo y la paz que tanta falta hace para enfrentar los tiempos difíciles.»
Si no tenemos tiempo devocional con Dios para reconocer sus favores, eso quiere decir que tampoco estamos poniendo en él nuestras cargas y lo cierto es que con las cargas de esta vida nosotros no podemos solos. El pecado agota y no nos deja avanzar y también todos los padecimientos nos hacen desmayar si Dios no nos ayuda con esas pesadas cargas. Dios ha dejado la oración y ha establecido la ocasión para que dediquemos de manera especial nuestra vida para disfrutarlo en esa comunión espiritual.No hay ni siquiera un día en el que no necesitemos de Dios, y nunca se agotan las razones para darle la gloria y la honra, por eso hay que estar siempre cultivando nuestra comunión con él, con sinceridad de corazón y con el medio correcto. La única manera de estar con Dios en una estrecha relación es por medio de Cristo, y solamente cuando tomamos la palabra para meditar en ella es que podemos conocer más a Cristo y somos convencidos de que él es el medio perfecto para encontrar a Dios y disfrutar de él.