Reconozcamos a Dios temerosamente creyendo en Cristo y disfrutaremos su gloria

Esta imagen del sol de justicia ilustra las bendiciones de los hijos de Dios y la victoria sobre el mal. La manifestación de Cristo en el mundo como la promesa cumplida de Dios nos hace participar de la gloria celestial, por eso es por lo que, los que creemos en Cristo tenemos la salvación que no se pierde y hemos sido liberados del poder destructor de satanás, porque no importa lo que haga ya no nos puede separar de Dios con base en sus acusaciones y tentaciones, porque por Cristo nuestros pecados son borrados, es quitada nuestra culpa y tenemos una nueva naturaleza.

«Cristo vino y realizó su obra perfectamente como nuestro Sacerdote quien sacrificó su vida para resolver nuestro problema espiritual y como el Rey venció a satanás, porque ya no hay más autoridad del maligno sobre los que creen en Cristo y reciben su reino. Así es como el reino de las tinieblas ha sido vencido por la gloria de Dios en la obra de Cristo.»

La obra de Cristo se manifiesta en la vida por el derramamiento de la gracia de Dios en el corazón de los que reciben a Cristo. También tenemos la esperanza de que en la segunda venida de Cristo satanás será condenado al infierno eterno y para nosotros habrán pasado los padecimientos y la vulnerabilidad de esta vida.Lo que Cristo ya hizo y lo que hará hoy nos permite vivir seguros y con la promesa verdadera de que Dios está con nosotros y podemos tener la presencia espiritual de Cristo por medio del Espíritu Santo. Así que no estamos solos, y estamos participando mediante el evangelio de todas las bendiciones de la obra de Cristo en la cruz. Nuestra vida debe irse perfeccionando y fortaleciendo en la práctica diaria de nuestra fe como la manifestación de Dios en nuestras vidas, gracias a su plan salvador en Cristo.Así que, no desmayemos, aunque la oscuridad se torne espesa, porque siempre brillará Cristo, porque siempre tendremos toda su manifestación para guardarnos salvos, para que disfrutemos de su poder y para que siempre estemos perseverando hasta el día glorioso de la segunda venida de Cristo o hasta el día de nuestra muerte, cuando nuestra alma sin ningún impedimento será recibida en el glorioso cielo.Hoy podemos estar contentos y con total esperanza al contar con la misericordia de Dios quien nos justifica, nos hace justos mediante la santificación y nos prepara para darle toda la gloria y para servirle en este mundo, porque Dios quiere aceptar nuestra alabanza y servicio, y nos quiere usar para ser de bendición. Por todo esto, reconozcamos a Dios temerosamente creyendo en Cristo y disfrutaremos su gloria.

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