Nosotros no podemos cambiar nuestro corazón ni nuestro pensamiento porque él pecado nos ha depravado por completo, y satanás espiritualmente domina al qué esta en esa condición espiritual de pecado. Dejemos que el Espíritu Santo nos haga tener en la mente y en el corazón el evangelio, porqué es así como seremos transformados y fortalecidos.
«El evangelio hace nueva a las personas y nos ayuda para enfrentar siempre al tentador, quien tiene como propósito enredarnos en él pecado para perturbar nuestra vida hasta destruirla. Por esto debemos ser humildes para reconocer el pecado, y para aceptar que sin Cristo es imposible que soportemos el mal. No debemos negar nuestras maldades, ni rechazar el ofrecimiento que Dios nos hace del evangelio para resolver nuestro problema espiritual.»
Nuestra oración, anhelo y compromiso debe ser andar en la senda correcta, lo cual significa una vida que se vive practicando la fe en Cristo y perseverar hasta el final centrados en él. Para que nuestra vida no ande perdida debemos creer en Cristo y recibirlo, porque de esta manera inicia la nueva vida y así aprendemos a vivir en la verdad y en lo que es correcto.Nosotros ni siquiera somos capaces para poder comprender la gravedad de nuestro pecado, ni podemos concluir correctamente con lo referente a la cantidad de nuestras maldades. Por esto es por lo que, necesitamos que sea Dios el que obre en nuestras vidas, porque su conocimiento de nuestra vida es perfecto y porque él tiene la solución. Dios es él que nos perdona y transforma, así que clamemos a él siempre y recibamos su gracia.