Al vivir nuestra fe en Cristo y al ser testigos de su nombre vamos a padecer muchas adversidades, sin embargo, hay que tener la confianza y la esperanza en que él nos ayudará para soportar todo, porque nos envuelve con su gracia, es decir, con sus favores. Con Cristo siempre saldremos ganando, aunque veamos muchas pérdidas en nuestro peregrinaje en esta vida, porque por medio de él Dios nos da la salvación y todo lo eterno que nos hace vivir plenamente la vida.
La gracia del evangelio nos fortalece para soportar y nos garantiza la victoria pese a los procesos difíciles de tribulaciones. Dios logra para nosotros bendiciones espirituales en el sufrimiento, por eso podemos decir, que cuando padecemos no somos destruidos, sino edificados espiritualmente. Dios nos ayuda a comprender y a experimentar que cuando estamos en adversidades su amor es abundante, y así es como uno puede gozarse.