Es mejor tener como enemigo al mundo, que tener como enemigo a Dios, y es que sólo se puede ser amigo de Dios aborreciendo al mundo y caminando con él dirigidos por su Palabra mediante el poder del Espíritu Santo. La experiencia de caminar con Dios es cotidiana mientras se disfruta la salvación y la vida eterna.
«Caminar con Dios es el ejercicio diario de la fe, lo cual es un gran privilegio como parte de la gracia vendita, ya que andando con Dios vamos por el camino de lo eterno, tenemos la salvación y la vida que nunca pasará. El compañerismo de Dios nos da seguridad y sustento, por eso es por lo que, andando con Dios la vida siempre se disfruta, porque en él tenemos todas las cosas necesarias para estar bien, en espera de lo más glorioso.»
Cuando caminamos con Dios le agradamos, porque todo el que se acerca a él debe creer que le hay, y los que se acercan a Dios es porque Dios mismo lo hace posible. Así que, dejarnos dirigir por Dios en la vida diaria es la manifestación de una vida de fe apegada a él y para su gloria. Dios sólo puede caminar con quienes él mismo ha hecho sus amigos a través de la invitación para dar pasos conforme a la corriente de su palabra, renuncio al sistema de este mundo.Todo el tiempo debemos cuidarnos para no ser atraídos por el mundo, ya que satanás es seductor con propósitos destructores al llevarnos por caminos desordenados y opuestos a la voluntad y propósitos de Dios. La vida mundana está regida por el mal, quien ha creado un sistema que promete lo mejor, pero que, en realidad, resulta de lo peor, puesto que jamás estaremos bien, sino hasta que volvamos a Dios reconciliados para caminar con el por toda la eternidad.