Ocupados en la salvación

Hay un hermoso himno que principia diciendo: “Jamás podré llegar a comprender, por qué Jesús me vino a redimir”. Es seguro que el Dr. Vicente Mendoza el escrito de este canto, estaba pensando como yo, y seguramente como usted lo ha hecho muchas veces, en el privilegio tan importante que tenemos de haber sido escogidos por Dios para salvación.

“Nada hubo en nosotros que nos hiciera especiales; sin embargo, por pura gracia Dios quiso elegirnos. Fuimos hechos sus hijos; los hijos de un Dios infinito, eterno, que no cambia en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia y verdad.”

Pensemos: todo privilegio demanda una obligación ¿Qué obligación seria la que correspondiera a tal y tan grande oportunidad? La palabra de Dios nos dice en qué forma podemos demostrar nuestra gratitud por tan valioso regalo: Deuteronomio 10:12-13 “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?”.

En realidad, nuestra respuesta a Dios por la salvación es un privilegio, no debe ser considerada como una carga que nos cansa, sino que es parte natural de nuestra liberación y reposo en la gracia. La comunión con Dios en Cristo debe caracterizarse por una vida de gozo, porque, aunque demanda obediencia, reverencia, responsabilidad y plena disposición, todo lo que Dios pide es para nuestra propia edificación y bendición. Dios nos salva en Cristo, nos edifica en Cristo y en él mismo nos hace perseverar todos los días, por esto es por lo que debemos permanecer en la verdad y siempre viviendo nuestra fe conforme a las demandas de Dios en el evangelio.

Aunque la salvación no es obra nuestra, si hay que permanecer activos en el crecimiento cristiano, en la madures e interesados en vivir como es digno que lo hagan los hijos de Dios. Cuando no somos diligentes para vivir la salvación en comunión con Dios y servicio, el gozo y los frutos pueden escasear.

Ante la posibilidad de salvarnos permanecemos pasivos, pero siempre debemos estar activos en el cultivo de la salvación, así podemos alegrarnos en la certeza de que somos salvos y siempre salvos. Todo lo que hagamos en la gracia será porque somos salvos y esforzados para agradecer a Dios y servir por la vida eterna que nos dio sin que lo merezcamos.

Sólo nos resta reflexionar si estamos o no correspondiendo a las bondades infinitas de Dios. Además, debemos saber que Dios aparte de la salvación nos asegura todas las cosas en Cristo, por esto es por lo que, parte de nuestra dedicación a crecer, perseverar y servir en el evangelio, hay que buscar todo en Dios, tenemos que pedirle lo que necesitamos en todos los aspectos de nuestras vidas. No dudemos de lo bueno que es Dios, vivamos confiando que es el único Dios de amor y poder, y por esto también, de manera reverente debemos someternos y adorarlo como parte de nuestra ocupación en la salvación.

ORACIÓN: Nuestro buen Dios, ayúdanos con el Espíritu Santo para estar convencidos de la salvación, aumenta nuestra fe, e ilumínanos para apreciar lo que vale esta salvación que poseemos. Concédenos permanentemente el gozo de la salvación aun en los tiempos más difíciles, y capacítanos para ser testigos de Cristo ocupados en la salvación.

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