Somos salvos no por lo que hacemos, sino por lo que Cristo hizo

Satanás está procurando destruir o disminuir el verdadero mensaje del evangelio, de la justificación por medio de la fe en Cristo, es decir, muchos están predicando la salvación por medio de obras humanas o méritos personales. Detrás de la ignorancia de “supuestos predicadores del evangelio “o de ese propósito consciente de engañar a muchos, está satanás, porque en realdad, nadie puede recibir la salvación, sino hasta que confiesa a Cristo como el Salvador y cree en él por medio de la fe.

La salvación se recibe cuando confiamos en Cristo, en su obra en la cruz y ante Dios, porque él sufrió el castigo de nuestros pecados y obedeció lo que nosotros no podemos. Todos los seres humanos en toda época pueden tener acceso al perdón de Dios y es quitada la culpa sólo por la justicia de Cristo, y no por “obras humanas justas”. “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:16-16Esto tampoco quiere decir que el evangelio sea enemigo de las obras humanas o menosprecie a estas, porque ciertamente Dios también espera obras humanas, pero no para que nos de la salvación como pago o recompensa, sino, porque justamente somos salvos en Cristo. Dios primero nos declara justos y después nos prepara para obras justas.Dicho también de otra manera, primero es nuestra salvación por gracia y después vienen nuestras obras por agradecimiento. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:8-10No somos reconciliados con Dios por nuestro buen comportamiento, porque nadie puede ser tan bueno como para ser recibido por Dios, pues al estar bajo el poder del pecado se está muerto espiritualmente, es decir, no se puede hacer nada que satisfaga las demandas de Dios o cumpla con la justicia divina. La reconciliación con Dios sólo es posible por la fe en Cristo, así es como se termina la enemistad y se establece la paz. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.” Romanos 5:1-2Al decir que las obras no justifican a nadie delante de Dios, no pretendemos lograr que no se hagan buenas obras, ni tampoco negamos que las obras sean buenas, mucho menos para desanimar a los creyentes para que no se esfuercen en hacer buenas obras, sino para que no confiemos en ellas, ni nos gloriemos en ellas, ni les atribuyamos la salvación.No se pueden menospreciar las obras, porque ellas dan testimonio de la fe verdadera en Cristo y de nuestra salvación, pero sólo testimonio, pues ni producen fe, ni nos hacen merecer la salvación. “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?  Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” Santiago 2:14-17Nuestra única confianza, gloria y seguridad de nuestra eterna salvación está en Cristo, quien nos fue dado por Dios como Salvador, por quien somos hijos de Dios y ciudadanos del reino de los cielos, llamados a disfrutar de todas las riquezas de Dios en gloria; y esto no porque seamos buenos, sino sólo por las bondades de Dios.El que esté pretendiendo salvarse con su propio esfuerzo está despreciando a Cristo y la salvación, y los que predican que la salvación se logra con obras personales son enemigos de la cruz de Cristo, y son culpables ante Dios por la muerte de Cristo y por seguir a satanás en su propósito de oponerse a Dios en el propósito de la salvación.

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