Podemos convertir los tiempos difíciles en tiempos bellos de alegría y de reflexión cuando nos disponemos a la oración, porque solamente podemos orar verdaderamente cuando confiamos en Dios y cuando traemos a la memoria sus promesas. Dios permite ocasiones difíciles y tribulaciones para que podamos conocer su poder, y tiempos de necesidades, para que aprendamos a saciarnos recibiendo su gracia salvadora.Pongamos atención a la Palabra de Dios, en lugar de cerrarnos en nuestros problemas. Debemos llegar a la conclusión de que Dios siempre tiene la respuesta y la solución para todo lo que nos ocurre en la vida. Por esto es por lo que, la Palabra de Dios nos guía en la oración a través de Cristo y nos ayuda a conocer lo que Dios ha determinado darnos. Logremos con todo esto, que también los tiempos de aflicciones sean oportunidades para aprender más sobre el evangelio por medio de la revelación de Dios en Su Palabra.Hay veces que estamos distraídos en un mundo materialista y descuidamos nuestra alma. Así que, cuando la oración toma lugar en nuestra vida el alma se recrea en Dios, y cuando la Palabra de Dios llega a nuestro interior hay fortaleza y sustento para el alma. Por todo esto, ya no nos lamentemos ni murmuremos en las situaciones complicadas, tomemos eso como la respuesta de Dios para que verdaderamente le demos a la vida lo que le hará bien, lo cual podemos encontrarlo solamente en Dios por medio de Cristo.Recordemos las palabras del salmo 34:4-6: Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias.