Dios no oculta su misericordia cuando buscamos su ayuda reconociendo quién es y aceptando nuestra condición. Dios nos creó en una condición perfecta y provistos de todo, pero siempre con el propósito de que estuviéramos unidos con él espiritualmente y eso hacía que todo estuviera perfecto en nosotros. Dios siempre quiso que disfrutáramos de él, nos creó para estar en íntima comunión en donde los beneficiados seríamos nosotros.
«En la comunión con Dios siempre se le debió reconocer como el Creador y como el que tiene la autoridad y el mejor propósito para nuestra vida. Pero el día que Adán y Eva se rebelaron contra Dios desobedeciendo su palabra todo en el ser humano se afectó. Por esto, hoy debemos reconocer a Dios y tener el anhelo de no faltarle a su voluntad, y aceptando que él es nuestro Creador y que dependemos de él, hay que buscar su ayuda con humildad y sometidos bajo temor reverente.»
Apelemos a la misericordia de Dios y al hecho de que nos creó, para que nos ayude en todas las necesidades, pero también, al saber que Dios tiene un plan de amor para salvarnos debemos aceptar el ofrecimiento que nos hace, hay que aceptar a Cristo y creer en él. Reconozcamos el poder Creador y Salvador de Dios, creamos que él tiene la respuesta y la solución para nuestras vidas y estemos dispuestos a depositarnos en sus manos porque sus planes y propósitos son buenos y se llevarán a cabo pese a cualquier cosa.Con total confianza busquemos la misericordia de Dios en todo momento, porque como nuestro Padre nos dará siempre su amor y nunca renunciará a nosotros, y como nuestro Alfarero tampoco nos desechará después de habernos hecho con un propósito honroso. No dudemos del amor de Dios ni de sus propósitos, por eso con toda humildad hay que aceptar su voluntad dejándonos guiar y moldear a su imagen. Aceptemos con fe, obediencia y confianza todo lo que disponga para nosotros y con nosotros, porque como nuestro Hacedor y Padre siempre querrá lo mejor para nuestra vida.