Cuando Dios no pelea por nosotros perdemos hasta las batallas más cortas y contra los enemigos más débiles
—No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos! Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes. Éxodo 14:13-14 (NVI)
No es que Dios ame la guerra como la aman los hombres, realmente Dios es bueno y siempre va delante de nosotros para derribar todo aquello que es obra del diablo y que se levanta contra Él y contra su pueblo. Nuestra actitud ante toda oposición o ante la actitud perversa de las personas, debe ser benigna y fiel a todo principio que honra a Dios y al prójimo. Cada adversidad, cada prueba puede ser resistida y derrotada cuando confiamos nuestra vida a Dios.
No nos detengamos, avancemos en los caminos y propósitos de Dios pese a todo lo que se oponga, no seamos incrédulos y desconfiados, Dios nos llevará hasta el final. Cuando parezca imposible avanzar por las oposiciones que se nos planten, Dios tratará con ello, aun lo más fuerte cae ante el poder de Dios.
El miedo y el desánimo no pueden ser parte de nuestras vidas porque Dios pelea por nosotros. Por lo tanto, honremos a Dios, seamos obedientes a Él y confiemos en todo y nunca caeremos hasta morir en ninguna de nuestras batallas.
La Biblia también dice:
Cuando estés a punto de entrar en batalla, el sacerdote pasará al frente y exhortará al ejército con estas palabras: “¡Escucha, Israel! Hoy vas a entrar en batalla contra tus enemigos. No te desanimes ni tengas miedo; no te acobardes ni te llenes de pavor ante ellos, porque el Señor tu Dios está contigo; él peleará en favor tuyo y te dará la victoria sobre tus enemigos”. Deuteronomio 20:2-4 (NVI)