Debemos nutrirnos espiritualmente, porque un cuerpo fuerte físicamente no es garantía de nada
Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús, nutrido con las verdades de la fe y de la buena enseñanza que paso a paso has seguido. Rechaza las leyendas profanas y otros mitos semejantes. Más bien, ejercítate en la piedad, pues aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la venidera. Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos. En efecto, si trabajamos y nos esforzamos es porque hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el Salvador de todos, especialmente de los que creen. 1 Timoteo 4:1-16 NVI.
Un cuerpo fuerte no es garantía para una vida estable, procurar una apariencia físicamente imponente no nos asegura la victoria ante los momentos desesperantes. Un buen parecer únicamente en lo físico no es grato para Dios, Dios no ve la apariencia, Él ve el corazón.
Lo más importante es la fortaleza y el buen parecer que emana de una vida transformada en el poder de Dios, es el ejercicio de una vida sujeta a la voluntad de Dios, lo más importante son también las practicas que honra a Dios y edifican al prójimo.
Lo que nutre la vida espiritual, lo que nos hace vivir la vida en practicas piadosa es el mensaje del evangelio, la palabra de verdad, la revelación especial de Dios, es Cristo mismo en nosotros. Nuestra vida espiritual no se fortalece comiendo chatarras; falsa doctrina, mensaje solo religiosos. Es por esto por lo que, debemos ocuparnos en conocer la verdad del evangelio y en compartirlo con a otros.
La Biblia también dice:
Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación, ahora que han probado lo bueno que es el Señor. 1 Pedro 2:1-3 NVI.
Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron. Pero este es el pan que baja del cielo; el que come de él no muere. Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva. Juan 6:49:51 NVI.