Un muerto nada puede hacer por él, nosotros estábamos muertos en nuestros pecados y recibimos la vida eterna por la gracia de Dios, de la misma manera, seremos perseverado por Dios. Nuestras obras son sólo por gratitud y servicio y, son el resultado de la obra de Dios
Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo; y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio. 2 Timoteo 1:1-18 NVI.
Nuestra salvación depende totalmente de la gracia de Dios; la salvación es el resultado de la muerte de Cristo en la cruz del calvario, no es por nuestras obras o por nuestros méritos morales, espirituales o cualquier otros. Ciertamente, para recibir la salvación tuvimos que creer, pero aun la fe para creer es don de Dios, porque fuimos convencidos para recibir por la fe a Cristo, esto no es manipulación, es convicción mediante la palabra revelada y por el poder del Espíritu Santo.
Por lo tanto, no hubiéramos creído u obedecido al llamamiento divino, si Dios no hubiera producido en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad. Nos fue posible encontrar a Dios, porque Él vino a nuestro encuentro, nos pudimos acercar, porque se acercó a nosotros. Cuando Cristo vino estábamos muertos y un muerto nada puede hacer por sí ni para sí. Lo que hora sí podemos hacer es corresponderle en gratitud y servicio.
La Biblia también dice:
Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada. Efesios 2:8-9 DHH.
Al ser bautizados, ustedes fueron sepultados con Cristo, y fueron también resucitados con él, porque creyeron en el poder de Dios, que lo resucitó. Ustedes, en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haberse despojado de su naturaleza pecadora; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados. Colosenses 2:12-13 DHH.