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Llevando el evangelio a todas las naciones

Nuestros dones son para provecho de todos

Nuestros dones son para provecho de todos

Dios nos usa como instrumento de su gracia para edificar a los demás con los dones que de Él hemos recibido, es un deber cristiano edificarse mutuamente en Cristo

Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas. El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 4:10-11

Dios nos ha dado al Espíritu Santo y con Él diferentes dones por su gracia divina, esto con el propósito de edificar a la familia en la fe. Por lo cual, es deber cristiano cuidar que estemos ejerciéndolos de manera efectiva.

Aplicar en nuestro prójimo los dones recibido debe ser conforme a la palabra de Dios y para sus propósitos, siempre confiando y dependiendo del poder de Cristo, porque es su gracia la que se ministra y de ella dependen los resultados, y por lo mismo toda la gloria debe ser para nuestro Salvador, y no para nosotros.

Ningún don tendrá provecho sino los ministramos movidos por el amor de Dios, así que, debemos procurar los dones y ministerios, pero por, sobre todo debemos procurar lo más excelente del amor, así lo demás tendrá buenos propósitos y excelentes resultados.

La Biblia también dice:

Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor.  Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás.  A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina. 1 Corintios 12:4-11 NVI.

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. 1 Corintios 13:1-2 NVI.

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