Hay maldición divina para los que no honran a Dios

Debemos aceptar el llamado que Dios nos hace para reconocer su Nombre Santo, cuando le obedecemos y adecuamos nuestras vidas a sus mandamientos, Él nos bendice y cuando hacemos todo para su gloria, Él nos prospera.

Ahora, sacerdotes, esto es para ustedes: Ustedes han de obedecerme y deben tomar en serio el honrarme. Si no lo hacen, yo los maldeciré. Y como no han tomado en serio el honrarme, yo convertiré en maldición incluso los beneficios que obtienen de su sacerdocio. Lo dice el Señor todopoderoso. «Voy a privarlos de su poder y a arrojarles a la cara el estiércol de los animales que traen a sacrificar. ¡Y junto con el estiércol, también ustedes serán barridos! Malaquías 2:1-3 DHH.

Dios nos llama siempre a la obediencia

mediante Su Palabra, nos llama a reconocer su gloria y por lo mismo a ofrecerle adoración. El corazón humano por causa del pecado se subleva contra Dios, es orgulloso y arrogante. Este tipo de corazón no nos permite calidad de vida, pero cuando nuestro corazón es transformado y corresponde a Dios de manera correcta, la vida es diferente y nos solo eso, Dios también bendice a los que de corazón le dan la gloria.

Contrariamente, los que no adoran a Dios tendrán maldición por su indiferencia. Adorar a Dios es un recurso que Él nos ha dado para que nos vaya bien, Dios es Dios y seguirá siendo Dios perfecto en su ser, aun sin nuestra alabanza, sin embargo, nosotros si necesitamos todos los días de su favor divino.

Hoy es un buen tiempo para procurar que nazca de nuestro corazón la alabanza que Dios merece. Hagamos planes desde el corazón para ser instrumentos de bien en este mundo, para unirnos a una comunidad de fe y ofrecerle adoración a Dios a través de los himnos y cánticos espirituales.

La Biblia también dice:

“También dicen: ‘¡Ay, qué fastidio!’ Y con indiferencia lo desprecian,” dice el Señor de los ejércitos “y traen lo robado, o cojo, o enfermo; así traen la ofrenda. ¿Aceptaré eso de su mano?” dice el Señor.  “¡Maldito sea el engañador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete, pero sacrifica un animal dañado al Señor! Porque Yo soy el Gran Rey,” dice el Señor de los ejércitos “y Mi nombre es temido (reverenciado) entre las naciones.” Malaquías 1:13-14 NBLH.

 “No tengas otros dioses además de mí. No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Por el contrario, cuando me aman y cumplen mis mandamientos, les muestro mi amor por mil generaciones”. Éxodo 20:3-6 NVI.

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