Lamentablemente los seres humanos actuamos contrario a las normas de Dios cuando buscamos recibir en lugar de dar, cuando no somos capaces de responder con el bien al mal.
Con el propósito de hacerle caer en algún error, un experto en la ley judía le preguntó a Jesús, si cuál es el gran mandamiento en la ley, Jesús le respondió: El gran mandamiento es amar a Dios con todo el corazón, y con toda el alma, y con toda la mente. Además, Jesús también le dijo que hay un segundo mandamiento el cual es semejante al primero: Debemos amar al prójimo como a nosotros mismos. De esta manera se obedece toda la ley que le fue entregada a Moisés y lo que enseñaron los profetas. Mateo 22:34.40
Amar a Dios y al prójimo no puede ser algo extraño en la vida diaria de los seres humanos, mucho menos en los que somos creyentes de Jesucristo. Entregarnos a Dios y al prójimo es la norma del Creador, esto implica que no podemos vivir bien si nuestro ser más profundo, pensamientos, fuerzas y acciones son indiferentes a Dios e indolentes ante nuestro semejante.
Todas nuestras acciones deben reflejar el amor a Dios y a nuestro prójimo, porque vivir cristianamente significa una relación creciente con Dios y edificante con nuestro prójimo. El amor que tengamos a Dios se refleja en buenas acciones para el bien de nuestro semejante.
No podemos amar a Dios si no somos receptores de su amor, si tenemos el amor de Dios en nosotros con ese amor bendecimos a nuestro semejante aunque de ellos recibamos el mal; por amor a Dios debemos ser misericordiosos con el prójimo, aunque este no nos muestre misericordia, debemos perdonar e interceder ante Dios por ellos. Así que, tanto más amemos a Dios, más bien haremos a la humanidad.
La Biblia también dice: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.” 1 Juan 4:7 RVR1960. Amar es la característica principal de los hijos de Dios, amar es dar, es hacer el bien, es actuar a favor de todos sin esperar algo a cambio, amar es hacer el bien a todos, aun a los que responden a nuestra bondad con el mal.
Jesús enseñó: “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.” Juan 15:12 RVR1960. Jesús nos mostró su amor a pesar de nuestras maldades y desobediencia, él se sacrificó por nosotros y murió para salvarnos. A través de la muerte de Jesús en la cruz del calvario recibimos la vida. Así como Jesús fue con nosotros debemos ser y hacer con nuestro prójimo, debemos actuar con el bien no importando su mal, debemos darle aun cuando nos quite, debemos amar como Dios nos amó.
Hoy es un buen tiempo para que decidamos amar, porque amar es una decisión y no una motivación. Amar es algo que también se aprende y, seguramente en nuestro entorno Dios nos da la oportunidad para que decidamos y aprendamos sobre el amor, porque siempre hay necesidades y también hay personas que nos lastiman. Tomemos cada ocasión de nuestras vidas para amar, porque amar es obedecer a Dios.