En todo tiempo Dios nos cuida, su cuidado es un presente continuo, nos ha cuidado, nos cuida y nos protegerá siempre, pero debemos dejarnos guiar en confianza.
Dios es protector de los que confían, de los que siempre anhelan que Él les acompañe en todas sus travesías, de los que cuidan siempre caminar con Dios y conforme a su corazón. Dios ha prometido acompañarnos y hacer prosperar nuestro camino, ha prometido estar con nosotros todos los días y hasta el fin del mundo, debemos aceptar su compañía y honrarlo todos los días.
Aceptar la protección de Dios debe ser a través de la confianza y obediencia. La protección de Dios no es la ausencia de adversidades, o que nunca tengamos que padecer. Realmente pueden venir tiempos de dolores, pero Dios no dejará que seamos afectados todo el tiempo, ni que seamos destruidos, por el contrario nuestra fe será mejor y mayor será nuestro gozo y esperanza.