
Procuremos que nuestra vida sea de mucha bendición, velemos por la causa de los indefensos, seamos soportes de los débiles, amemos sin interés, y cuando alguien nos busque para hacer lo malo, si se dice ser cristiano hay que reprenderlo, y si es incrédulo hay que predicarle el evangelio.
Debemos cuidarnos de no formar parte de las personas o grupos malos, perversos e instrumentos de satanás, quienes tienen como propósitos lastimar la obra de Dios, lo hacen consientes o inconscientemente. Existen consejos o personas religiosas, los cuales hacen planes destructivos, y buscan a los más débiles para que sean sus aliados o sus siervos en estos planes torcidos.
Dios nos ha liberado de la maldad y de la maldición para hacer obras buenas, así que, cuando alguien te invite a que te unas a él o a ellos para ser destructivo, mejor aléjate, porque de lo contrario, la maldición que hay para ellos también te llegará a ti. Nada bueno se saca de consentir a una persona chismosa, tu vida así no puede ser bendecida, no puedes de bendición.
Si te juntas con personas que según ellos hacen críticas constructivas, analízalos y verás que esos criticones nunca han construido nada, lo único que han hecho toda la vida es destruir, incluso, actúan así porque son personas fracasadas, perdedoras y llenas de envidias. Aléjate de este tipo de personas porque van a corromper tu vida.
Muchas personas perversas e hirientes, se disfrazan con falsa piedad y como buenos cristianos, pero todos sus planes son destructivos, los planean en lo oscuro, y normalmente se dicen celosos por Cristo y su causa, pero realmente no actúan ni viven como Cristo, porque son carentes de amor, gracia y misericordia, no son nada bondadosos, nunca son cariñosos con nadie, vaya, ni siquiera con los de su casa. Este tipo de personas son como los fariseos que ordenaron la crucifixión de Jesús.