Solo Dios puede avivar nuestras vidas en medio de estos tiempos difíciles

Nuestras vidas pueden ser vivificadas, es decir llenas de vida y de ánimo, cuando aprendemos por la Palabra de Dios y por el Espíritu Santo a vivir bajo el temor divino, lo cual también nos librará del juicio de Dios y de la muerte eterna.

Busquemos siempre que Dios avive nuestras vidas, pero tomemos en cuenta que este avivamiento solo puede venir mediante la su Palabra y por el poder del Espíritu Santo que hace eficaz la Palabra en nuestra vida. La condición triste de muchas personas que se dicen cristiana, es porque almacenan en el corazón muchas cosas, menos la Palabra de Dios.

Este avivamiento no es solo emocional, sino más bien, es el convencimiento de quién es Dios y de comprender mejor el propósito que tiene en nuestras vidas, es conocer y vivir más su obra que está desarrollando y completando en nuestras vidas. El avivamiento es la manifestación del arrepentimiento en la vida, en la iglesia y en la sociedad, esto al oír el llamado de Dios para dejar atrás la vida que nos destruye, porque aunque vivamos en el gozo del mundo, todo esto es la obra destructora de satanás oculta en la aparente alegría y deleite de este mundo.

El arrepentimiento tiene como resultado el perdón y, el perdón el gozo de la vida eterna, de la presencia de Dios y toda nuestra vida será vivificada por la misma llenura de Dios. Es en esta condición de avivamiento, en donde podemos iniciar de nuevo, en donde podemos tomar cada oportunidad, y aun en medio de las dificultades para triunfar verdaderamente, para reponernos de la vida pasada, porque Dios nos restaura con su gracia.

El avivamiento es el ejercicio de una fe activa en medio de las incertidumbres y malas noticias en este mundo, a pesar de la maldad del mundo, siendo orientados en cada decisión y acción por la bendita Palabra de Dios, viviendo así una vida en el Espíritu Santo y renunciando cada día a la vida carnal y mundana.

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