Lo mejor es disfrutar mucho, que tener abundancias materiales y no poder gozarnos, este gozo incomparable es por la presencia de Dios y no por la presencia de las cosas materiales. Por lo mismo, tampoco la ausencia de las cosas materiales nos hará perder la alegría, cuando Dios está con nosotros.
La abundancia material es una promesa, pero hay algo mucho mejor, y es la riqueza espiritual y celestial,
porque un día se terminará la pobreza material, ya que mientras estemos en este mundo, seguiremos expuestos a perder bienes o a padecer.
Al tener esta promesa de abundancia, Dios nos da el derecho de pedirle por cada una de nuestras necesidades, pero también sabemos que al vivir conforme a la voluntad de Dios, aun en las necesidades materiales podemos disfrutar, porque siempre permanecerá la esperanza en Dios de que nos proveerá, y que cuando permita escasez, será porque nos quiere dar algo mejor que solo bienes materiales.
Lo mucho o lo poco que tengamos lo vamos a disfrutar, porque siempre son gozosas las bendiciones de Dios, y lo que es bien habido nos da satisfacción, los que confesamos que nuestro sustento proviene de la mano de Dios siempre tendremos el gozo de Dios para vivir el día conforme él quiera que lo vivamos, pero siempre disfrutando el vivir para él, con la esperanza de recibir cosas futuras.
Cuando nuestra mirada está puesta sólo en las posesiones materiales ni siquiera el tener nos traerá satisfacción, porque la condición del corazón no la definen las cosas materiales sino la presencia de Dios o la presencia del mal. Cuando es el mal el que gobierna el corazón jamás el ser humano puede estar bien aunque tenga posesiones materiales, pero si es Dios el que reina y vive en la vida, es cuando disfrutamos cualquiera que sea nuestra situación, sabremos vivir en abundancia y en escasez, pero siempre contentos, y agradecidos con Dios.