Nunca nos faltará la misericordia y el consuelo de nuestro Padre celestial

Dios siempre quiere manifestarse con su consuelo cuando sufrimos y con su misericordia cuando pecamos, es el Padre amoroso que nos recibe con los brazos abiertos.

Dios es nuestro Padre celestial que nos manifiesta su amor aquí en la tierra,

y además desde la eternidad determinó para nosotros la vida eterna con él en las mansiones celestiales. Por eso Dios sabiendo también de manera anticipada nuestras tribulaciones aquí en la tierra, entre tanto nos favorece con el cumplimiento de sus promesas futuras, nos dará fortaleza y consuelo para resistir en victoria los muchos padecimientos terrenales.

Si por la fe en Cristo participamos del amor paternal de Dios, además de superar las tribulaciones, también lograremos que nuestros pecados no nos acusen, ni podrán impedirnos que nos acerquemos a nuestro Padre celestial en búsqueda del favor de su gracia, ya que tenemos a Cristo nuestro a intercesor delante de Dios, quien pide por nosotros. Es así como nuestra fe tiene que ser sólida en Cristo, para que la misericordia de nuestro Padre celestial se muestre siempre en nuestra vida, y su consuelo en nuestros padecimientos.

Cuando verdaderamente vivimos la paternidad de Dios mediante la cual disfrutamos del amor divino, de toda clase de sustento y de la provisión estaremos muy bien. Cuando somos perdonados y de manera cercana sentimos la misericordia de Dios, nuestra vida se alegra y celebra el nombre Santo de Dios, a través de la adoración, la alabanza y mediante la sujeción, tal y como se sujeta un hijo ante su padre del cual disfruta afecto de amor.

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