Dios nos prueba a través del sufrimiento pero a la vez no nos falta su amor

Siempre veremos tribulaciones por el juicio de Dios, pero nunca estará ausente su gracia y sus propósitos de amor para nuestra vida, por eso, lo que él hará es solo refinarnos, sacarnos brillo, moldearnos a su agrado y prepararnos para el gran día con él, cuando ya no existirá el pecado, ni el dolor.

“Hoy existe el sufrimiento y la muerte por causa del pecado, pero cuando amamos a Dios, todo sufrimiento no nos puede destruir, ni puede quitarnos la vida eterna que por gracia Dios nos implanta. Al contrario, el dolor es el fuego abrazador que Dios usa para que estemos mejor para su gloria y para nuestro bien.”

Por la misericordia de Dios no hemos sido destruido, por su gracia es que trata con nosotros, de tal manera, que en lugar de derramar su ira para destrucción por nuestras maldades, nos perdona y nos purifica. No merecemos la oportunidad que Dios nos da porque siempre nos equivocamos, pero por eso murió Cristo, ya que él se compadece de nuestras debilidades, pagó la deuda de nuestras maldades e intercede por nosotros.

Todas las cosas malas y difíciles que enfrentamos es por causa del pecado, antes de que nuestros primeros padres pecaron, al igual que nosotros, no existía el pecado, y por lo mismo tampoco había entrado el dolor ni  la muerte a la raza humana. Todo lo que hoy sufrimos es como consecuencia de nuestra maldad, sin embargo, por su misericordia Dios obra para nuestro bien, en lugar de dejar que el mal y el dolor nos destruyan, usa todo para que conozcamos más su nombre y aprendamos a obedecerlo y, así crezcamos cristianamente.

Por esto, debemos estar dispuestos a pasar por el calor del fuego, porque aunque no seremos destruidos, si seremos purificados, y además,  seremos ablandados, para que después  Dios nos de la forma que él quiere. Seamos conscientes y aceptemos que todas las tribulaciones de la vida nos causan dolor por nuestra irresponsabilidad, pero Dios hace que al final nos hagan bien, y nos consuela y fortalece en medio del dolor para soportar.

Todo esto en lugar de que nos haga enojar contra Dios, nos debe llevar a agradecerle, porque durante las pruebas nos da gozo en el corazón, y este gozo crece cuando vemos los frutos resultados de la obra de Dios en la prueba, y además, este gozo será total cuando Cristo nos entregue la gloria. Es así como podemos ver en todo esto el gran amor, las bondades y la gracia de Dios en nuestro favor.

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